Los humanos no sabemos quiénes somos. Las dos mayores utopías contemporáneas se contradicen de extremo a extremo. Por un lado, el posthumanismo pretende negar nuestra animalidad y nos quiere convertir en dioses, prometiéndonos -técnica mediante- una vida larga y en perfectas condiciones, pero olvidando los límites naturales de la condición humana. En el otro extremo, se nos quiere convertir en animales, equiparando sus derechos a los de los humanos en una misma comunidad moral; se humaniza al animal y se animaliza al hombre.